martes, 4 de julio de 2006

LOS LEÑADORES



Los Leñadores: por Nicolás Martínez

Cuantas dudas, cuantas preguntas, cuanta tela para cortar, cuantos negociantes tienen un micrófono en la mano para pronunciar palabras vacías de argumento, cuanta hipocresía de nuestros dirigentes para dejar que nos metan la mano en el bolsillo una vez más y cuanto orgullo que me da tener en la cancha un equipo con el pecho caliente.
Sentimientos ambiguos poblaron mi mente una vez finalizado el partido.
Por un lado encontré la tranquilidad de haber visto jugar a la mejor selección que dio el fútbol argentino en los últimos doce años. Fue emocionante ver el sacrificio de Carlos Tevez ante Alemania, ese pibe de Fuerte Apache fue a disputar el mundial con el mismo desparpajo con el que supo desparramar rivales en todas las canchas.
“El Apache” nos demostró que hay que tener la cabeza fría y el corazón caliente para representar a nuestro país en un mundial. Y ese sacrificio de Carlitos extendido a los otros 22 integrantes del plantel y al Cuerpo Técnico fue el que nos hizo a muchos sentirnos identificados con este equipo.
Sin embargo, del otro lado de esa muralla que me llenó el alma encontré a “Los Leñadores”
Esos que saben como hacer leña del árbol que está cayendo. Esos que se jactan de ser los sabiondos del fútbol. Esos que realizan críticas destructivas que carecen de total argumento. Esos que ponderan los caprichos de un chico de 18 años. Esos que hablan con el resultado puesto. Esos que tienen el pecho helado para apuntar el fusil hacia su propia gente y disparar a matar.
Esos que si tuvieran que encarar al “Gringo” Heinze o al “Ratón” Ayala se harían pis encima. Esos que errarían un millón de mano a mano si tuvieran al “Pato” Abondanzieri en frente. Esos que no tienen imaginación para crear como lo hace Román por que lo único que hacen es destruir. Esos que se creen mucho por tener un micrófono en la mano y nunca pisaron una pelota como “Maxi” Rodríguez. Esos que no tienen las agallas de Mascherano para tirarse a los pies de un tipo y rasparse el culo por el sueño de su país. Esos que inventan estrellas del primer mundo y no entienden como entiende Carlitos que en la villa se siente el hambre, el hambre de gloria. Esos que no saben nada pero hablan igual. Esos, “Los Leñadores”.


Fervor. Así recibió el público al equipo de Pekerman. ¿Y si hubieran ganado?