viernes, 5 de marzo de 2004

EDITORIAL

Por N.D. El Adios Del Botija De Oro
Es tu culpa, Papá... Sí, culpa tuya. ¿Por qué? Porque sencillamente, mi documento certifica que yo nunca lo ví jugar... Pero no es así. Por tu culpa (o gracias a vos) lo ví jugar. De Walter Gómez hablo, a él me refiero. Si me acuerdo muy bien cómo caminaba la cancha, con las manos en la cintura, las medias bajas... Me acuerdo muy bien, cuando no tenía ganas de jugar, y la pelota le pasaba por al lado y él nada. Hasta que se calentaba, se enchufaba y ¡pum! a guardar. Me acuerdo muy bien del gol que hizo en la (vieja) cancha de Platense, que desató la locura de la hinchada millonaria, que terminó venciendo el alambrado olímpico de la emoción. Me acuerdo muy bien, cuando debutó en las canchas argentinas, en el Viejo Gasómetro en un Argentina - Uruguay. El Botija la rompió y se retiró ovacionado, aunque todavía no era conocido. Me acuerdo muy bien de su carácter podrido, nunca mejor demostrado como cuando se fue sólo, sin esperar a que le mostraran la tarjeta roja, luego de pegarle una trompada a un (gracioso) defensor que le tocaba el culo, mientras él, Walter, estaba en la barrera. Me acuerdo muy bien de las memorables paredes con el Feo Labruna... Si hasta una vez, me lo presentaste. "Es ese, es ese" dijiste señalando un "viejito" que cuidaba autos en el estacionamiento de River.
Ayer se fue Walter Gómez, el "Botija de Oro"... La Selección del Cielo, acaba de incorporar un 9 de aquellos, de los mejores que ví... (¡gracias a mi Papá!)

"La gente, no come, por ver a Walter Gómez..."