miércoles, 22 de junio de 2005

BON ANNIVERSAIRE

Por N.D. .
Ya llegó a los 50. Recuerdo, el día que leí que había dejado de jugar, allá por Mayo de 1987, escribí un artículo para mí, sólo para mí. Agradeciéndole por haber jugado (y tan bien) al fútbol. Es que él, siempre fue mi ídolo. Culpa de él, seguramente, que sepa francés. Que coleccione la revista Onze-Mondial, que haya podido colaborar escribiendo en una de las mejores publicaciones de fútbol en Europa y el mundo entero.
Michel Platini, de él se trata, cumplió el 21 de Junio 50 años. Vaya cifra. Comenzó a jugar oficialmente en el Nancy, con sólo 17 años. Previamente, había sido rechazado por los directivos del Metz (el otro club de la región de Lorraine, donde nació) por no tener buen físico. (¡Je!) Allí obtuvo su primer título, la Copa de Francia. Luego pasó al Saint-Etienne, donde ganó su primera liga y formó una dupla de oro con el holandés Johnny Rep. De allí, cruzó los Pirineos y recaló en la Juventus de Turin. Allí fue, entonces, donde Michel Platini se recibió de crack. Formó una dupla de oro con el polaco Zbignew Boniek. Con la Vecchia Signora, Le Roi, obtuvo todos los títulos habidos y por haber. Dos Scudettos, una Copa de Campeones (título que le faltaba al conjunto turinés), una Copa de Copas, una Copa Intercontinental, una Supercopa de Europa, una Copa Italia, y a su vez, logró salir tres veces seguidas cappocannonieri y obtuvo en tres veces consecutivas el Balón de Oro de France Football. Todo esto, en el lapso de cinco estaciones.
El ex presidente juventino y uno de los popes de la Fiat, comentó al tiempo de tenerlo en sus filas: "Lo compramos por un trozo de pan, él (por Platini) se encargó de ponerle el caviar arriba". Prueba de la gran estima que sentía l'Avoccatto por el diez francés, fue que al llegar a la Juventus, le regaló una Ferrari color gris, "para que la uses mientras te quedes con nosotros".
Las aventuras de Platini en el mundo fútbol, no terminaron con la tradicional "colgada de botines". Al poco tiempo, nomás, fue nombrado para dirigir una selección francesa, que buscaba su identidad tras haber perdido al mejor jugador que tuvo en su historia: sí, el propio Platini. Y fue él, quien logró llevar al conjunto a los primeros lugares del fútbol europeo, logrando clasificar para el Europeo de Suecia 92 de manera invicta y ganando todos los partidos, algo que nunca nadie había logrado, hasta entonces. En la máxima cita del Viejo Continente, no le fue bien al conjunto galo, perdiendo ante la sorpresa de la competencia: Dinamarca. Platini dijo adiós a la dirección técnica y se puso la pilcha de dirigente. Esa que aún hoy conserva y que prontamente lo depositará en el trono mayor del fútbol europeo.
Porque Platini es así: lo que haga, será para llegar a lo más alto.
Bon Anniversaire, Michel... 50 ans de foot.


Como en la playa. Una imagen del recordado encuentro ante Argentinos Jrs.


Lujo. Platini y Maradona. La pelota, agradecida.


Despuntando el vicio. Algunos kilos de más, la categoría de siempre. Atrás, su compadre: Zibi Boniek.


Balón de Oro. Lo obtuvo por tres veces seguidas.


Alegría. Platini levanta el trofeo más importante de su carrera: La Copa De Europa 84.


Figurita. Un joven Platini, en el Nancy.