jueves, 29 de marzo de 2007

LA COLUMNA DE DON JULIO

Hasta Victoria . . . siempre: Por Julio Jerusewich El Crédito, no tiene límites:

En la desazón que acompaña el final de una victoria que se escurre sobre el epílogo; es fácil arrojar la culpa facilista hacia deficiencias particulares, falencias de arbitrajes o ausencia de concentración necesaria.

En consecuencia, conviene subrayar los pergaminos que entrega Tigre. Créditos que pese a no satisfacer, brindan una clara mueca de identificación en la gente. Un equipo que: 1- supera a sus rivales en juego y despliegue, 2- demuestra carácter en la adversidad, 3- Propone audacia e inteligencia de cara al arco rival.

Quizás, el imperio del resultadismo (suma 5 empates y 6 partidos sin victorias) ponga contra las cuerdas la continuidad de Diego Cagna al frente del plantel, en el caso de no encaramar al Matador en el futuro inmediato. Lo cierto es que, mientras, la metodología de trabajo no debe trastocarse en función de esta racha poco feliz para el simpatizante.

Un planteo que más allá del bosquejo táctico (3-4-1-2 ó 4-4-2), demuestra un interesante criterio para trasladar el balón y aprovechar espacios con versátiles movimientos. La defensa cubre con mínimas fisuras su tarea, apoyada en la sobriedad de Daniel Islas y la experiencia inoxidable de Alexis Ferrero. Pasini, Castagno y Stang reúnen el cóctel de dinámica y juego que sazona el mediocampo. Y Pereyra encarna el peso ofensivo –asignatura pendiente la de lograr ensamblar su estilo con un punta de mayor movilidad, por caso, Salmerón ya merece continuidad- del que no se puede prescindir.

Todavía resta la mitad del certamen. La premisa a corto plazo parece ser liberar la tensión… Y la única vía para lograrlo parece ser con un triunfo. A largo plazo, el octogonal no se puede escapar. Ahora parece ser tiempo de rachas, propia y genuina del fútbol. La única receta para cambiar por sonrisa la angustia de estos empates en el final, sigue siendo mejorar sobre la sólida estructura encontrada.

Lo demostró el transparente aplauso de los fieles que viajaron 700 kilómetros hasta el Chateau el sábado. Al margen del mal que padece Tigre cuando mueren los partidos, el crédito no tiene límites.



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