lunes, 16 de febrero de 2004

LA COLUMNA CANALLA

Por F.G. desde Arroyito.
¡Qué mal nos fue en Liniers!
¡Qué contraste entre el partido de Asunción y el de Liniers! En Paraguay, con tranquilidad, ganamos por 2 a 0 en el arranque de la Copa. En Buenos Aires, perdiendo esa tranquilidad, cometiendo errores fatales y con muy poca suerte, nos goleó Vélez por 3 a 0 iniciando el “Clausura”. ¿Hay explicación para tanta diferencia? La hay. Trataremos de volcarla en este comentario, aunque no nos va a resultar sencillo. Suponemos que Central quiso dibujar el partido como le salió en el Defensores del Chaco, es decir esperar con orden e intentar el contragolpe. Suponemos que Ischia, el técnico de Vélez, habrá pensado en ese planteo y mentalizó a los suyos para superarlo tácticamente. El resultado y el trámite del partido dicen que lo logró. ¿Cómo? Fundamentalmente con esfuerzo físico, movilidad y un poco de suerte. Ante todo, Vélez fue un equipo corto que siempre trabajó en bloque. Sus volantes presionaron desde el primer minuto. Los nuestros fallaron en la contención y dejaron sus espaldas demasiado libres. Esto unido a la velocidad de los locales (cosa que no tuvieron los paraguayos), plantearon un partido muy distinto al que deben haber pensado Russo y los jugadores.
La primera emoción la produjo el rendidor Jonás Gutiérrez, que remató mal una gran subida por la derecha. Poco después Gaona dio un rebote peligroso y Bravo no tuvo puntería. Hubo poco más que comentar en la primera mitad del período, aunque Vélez tuvo más la pelota y Central se equivocaba respondiendo solamente con pelotazos, olvidándose de jugar al fútbol, encontrando siempre bien parados a los defensores locales.
Sobre el minuto 27 vino un centro muy ajustado desde la izquierda velezana, y en la boca del arco -superado Gaona- saltaron Vitamina, Papa y Bianchi. Se vio que Emiliano levantó la mano, la jugada siguió y terminó con un remate afuera. Recién entonces se advirtió que el línea Otero llamaba a Baldassi y denunciaba mano-penal, que casi nadie había visto, ni siquiera el árbitro principal que no estaba muy lejos de la jugada. Zárate, desde los doce pasos, abrió el marcador.
El siguiente cuarto de hora fue lo mejor que hizo Central en el partido. Porque salió a buscar el empate con el mejor argumento posible: la pelota al piso y la movilidad, aprovechando que Vélez, inconscientemente, se replegó un poco para defender la conquista. Se lo perdió Carbonari después de un corner rematando de media vuelta por encima del horizontal. También el Yerbatero tuvo una gran ocasión, conectando algo exigido y de zurda un centro desde la izquierda, permitiendo que llegue justito Fuentes para salvar la caída. Al rato Acuña cabeceó alto desde buena posición un centro de Ferrari. Y el Yerbatero volvió a perder una gran oportunidad cuando habilitado por Messera estrelló en el caño un remate que parecía gol. Después vino el blooper que prácticamente liquidó a Central. Un pelotazo desde la defensa de Vélez, con Central volcado al ataque, fue corrido por Bianchi y Petaco. El de Vélez venía ganando en velocidad, pero estaba sobre su derecha y a treinta metros del arco. Gaona se equivocó y salió a la descubierta para llegar tarde. El de Vélez, vivo, con clase y con suerte, remató por encima del arquero desde una posición muy difícil señalando un verdadero golazo. Se estaba terminando el primer tiempo y el panorama era bastante desalentador para los nuestros.
La segunda parte comenzó con los nuestros nuevamente al ataque. Pero la primera emoción se produjo en nuestro arco, cuando en un contragolpe Gaona sacó al corner un cabezazo con olor a gol. Al rato otro blooper de nuestro número uno, que quiso salir jugando y la perdió. Por suerte, el remate del delantero de Vélez no tuvo puntería. Y a los once minutos, en un nuevo contragolpe, Zárate hizo la jugada y el gol de su vida. Se fue por la izquierda, desairó a Talamonti primero y a Herrón después con aplaudidos quiebres de cintura, y mandó un derechazo al segundo palo que dejó sin chance a nuestro arquero. Tres a cero.
Faltaba más de media hora y Central, con vergüenza, nunca bajó los brazos y trató de achicar la diferencia. Faltó suerte o puntería. O las dos cosas. Acuña, Rivarola dos veces (una pegando en el poste), Herrera encontrando bien dispuesto a Peratta, el Yerbatero cabeceando mal, entre otras jugadas, mostraron que Central quiso pero no pudo. Vélez se limitó a aguantar con tranquilidad, porque la diferencia en el marcador era demasiado amplia.
¿Qué nos deja este partido? Fundamentalmente, la posibilidad de corregir algunos problemas antes de que los torneos avancen. ¿Cuáles son esos problemas? Uno, faltó lucha y presión en el mediocampo, que dejó demasiado indefensa a la línea de fondo. Otro, fuimos superados en velocidad en muchas jugadas importantes, lo que tal vez tenga que ver con la preparación de pretemporada y se vaya corrigiendo automáticamente con el correr de los partidos. Y tercero, abusamos del pelotazo mientras el partido estaba cero a cero. Nos olvidamos que tenemos talentosos que pueden producir distintas variantes de ataque y facilitamos la labor de los defensores de Vélez, que fueron mucho más rápidos y atentos que los de Olimpia de Paraguay. Después hay otras cosas que el técnico tendrá que charlar con los jugadores. ¿Por qué falla en lo fundamental (los goles) el Yerbatero? ¿Qué función cumple Acuña y por qué retrocede tanto Vitamina, que dicho sea de paso anduvo peleado con la pelota casi todo el partido? ¿Cómo hacer para que Gaona no se equivoque tan groseramente en las salidas, porque en todos los partidos queda pagando un par de veces aunque con más suerte que en Liniers? En fin, son algunas de las cosas que uno ve cuando perdemos y que tal vez también se produzcan cuando ganamos pero uno no las nota tanto porque ve todo color de rosa.
La temporada recién arranca. Seguimos teniendo fe en el equipo y en el cuerpo técnico. Esta derrota es un llamado de atención. Como siempre decimos, Central tal vez no sea más que muchos equipos, pero no es menos que ninguno. Por eso hay que tenerse fe para pelear en los dos torneos, aunque Vélez, con mucha sangre joven y de poca experiencia, nos haya propinado una goleada que no esperábamos. Lo bueno del fútbol es que en pocos días más uno puede tomarse desquite. Para eso hay que trabajar, planificar y mentalizarse. Se puede.

Gaona no puede en el penal. Central perdió feo en Liniers.