viernes, 13 de febrero de 2004

LA COLUMNA CANALLA

Por F.G. desde Arroyito.
Central mostró su garra copera:

Le tocó a Central ser el primer equipo argentino que se presentó en la Copa Libertadores 2004, cuando casi todos los demás están todavía haciendo la pretemporada. El fixture nos ubicó como visitantes contra un equipo tradicional en estas lides y que incluso fue campeón no hace mucho, Olimpia de Paraguay. También debe considerarse la intempestiva salida del plantel de Ezequiel González, a menos de una semana de este debut. Y como último dato para tener en cuenta están la temperatura y la humedad muy altos a la hora del partido en el Defensores del Chaco.
Pero para superar esos aparentes contratiempos Central instaló dos argumentos muy valiosos. Uno, las ganas de ganar. El otro, un orden táctico que, no por previsible, dejó de ser importante. Principalmente porque el experto Olimpia no pudo encontrarle la vuelta a un Central bien parado, que siempre buscó reducir los espacios en su zona defensiva y que utilizó el contragolpe como arma fundamental de ataque.
El primer tiempo fue muy parejo. El local trató de copar la mitad de cancha pero no pudo maniobrar con claridad. El despliegue de Herrón y Messera en el medio y la concentración de los de atrás hizo que Olimpia solamente pudiera crear algún peligro en jugadas de pelota detenida o en algún desborde por los costados. A medida que Vitamina fue metiéndose en el partido y asegurando más cada pelota que recibía, Central gestaba situaciones de ataque más que interesantes. Belloso primero y Vitamina después obligaron en la misma jugada a un esfuerzo impresionante al arquero Aceval. Poco después hubo un gol de cabeza señalado por Clarence Acuña que fue anulado por una posición adelantada muy discutible. Luego, Vitamina estuvo un par de veces más en situación de gol y también hubo un tiro libre ejecutado por Pappa desde la derecha que con mucha dificultad mandó al corner el arquero. Terminó el primer tiempo con la sensación de que Central había estado mucho más cerca de abrir el marcador, por su generoso despliegue físico, su orden para esperar al rival y la intención de tratar bien la pelota cuando se la recuperaba.
En el segundo tiempo Olimpia intentó adelantarse más en el campo, de modo que el juego se acercó mucho al área de Gaona. Pero también quedó más espacio para los ataques canallas. A los seis minutos hubo una gran escapada de Herrera, cuyo medido centro atrás empalmó Belloso desviando lamentablemente el tiro final. Pocos minutos después entró Rivarola como marcador de punta, Papa pasó al mediocampo y Acuña salió totalmente agotado. Esta modificación no alteró la fisonomía del partido, ya que Olimpia seguía volcado en terreno canalla, tratando de responder al aliento de su público, aunque sin crear demasiado peligro. Iban 18 minutos y Ferrari recuperó la pelota casi en nuestra línea de fondo. Mandó un pelotazo largo a campo rival, un defensor intentó cabecear pero la peinó hacia atrás, permitiendo que Belloso -siempre atento- reciba solito para picar directamente hacia el arco de Aceval. El arquero salió desesperado, el Pejerrey lo dejó desparramado en el suelo y con mucha tranquilidad definió de zurda llevando la locura a los mil y pico de canallas que estábamos en el estadio de Puerto Sajonia. El trámite no se modificó mucho con el gol. Olimpia siguió buscando con poca claridad y encontrando casi siempre bien parada a nuestra defensa. Es cierto que Camps estrelló un cabezazo en un poste, pero en general daba la sensación que Central estaba aguantando más que bien el desesperado aluvión que desató el local. Sobre la media hora hubo que hacer dos cambios, Belloso y Herron estaban pagando tributo físico al esfuerzo realizado y dieron paso al Yerbatero González y Ruggero. Quedó en el campo Vitamina, que también acusaba cansancio. Y justamente en sus pies nació el segundo gol, poniendo un pelotazo al pique de Herrera por el lateral derecho. Germán, en una maniobra personal de mucha clase, llegó hasta el área, se sacó un marcador de encima y superó con gran zurdazo la intención de tapar del arquero. Dos a cero y a cobrar. Y pudieron haber sido tres, si Aceval no hubiese controlado con mucha suerte un cabezazo del Yerbatero tras un centro pasado de Papa sobre el final.

La excursión al Paraguay no pudo haber salido más redonda. Por los tres puntos. Porque para varios de los pibes del equipo fue el debut en contiendas internacionales. Porque se cumplió con rigor con el planteamiento táctico que le gusta a Russo. Porque permitió comprobar que si bien se extrañaron algunos lujos del Equi, no se ha perdido capacidad ofensiva y se mantiene el buen trato de la pelota. Porque seguramente Clarence Acuña puede tonificar mucho más el mediocampo, ya que se notó ostensiblemente su falta de fútbol. Porque pronto estarán para jugar el mellizo Gustavo y Cárdenas, para reforzar un plantel al que no le sobra gente experimentada. Y porque es lógico pensar que siendo este el primer partido, a medida que nos metamos de lleno en los dos torneos habrá más estado físico y más precisión futbolística.
Y volviendo al principio: hay ganas de ganar y se mostró orden táctico. Vamos por el buen camino.
Figuras canallas:
Gonzalo Belloso: Corrió a la par de los pibes, nunca bajó los brazos, arrastró marcas, fabricó claros, colaboró en la recuperación… y encima se mandó un golazo de aquellos. El Pejerrey siempre es importante por su sacrificio para el equipo.
Vitamina Sánchez: Una vez más fue el termómetro de Central. Nunca rinde los noventa minutos, seguramente por razones físicas. Pero cuando se le encienden las luces, genera fútbol y jugadas de gol.
Emiliano Papa: Sigue demostrando que puede. Gusta más cuando pasa al ataque que defendiendo. Pero, por sobre todo, ha mostrado temple para superar la resistencia que en su momento tuvo en el público y en un sector del periodismo. Y ahora que se fue el Equi, avisó que puede compartir con Petaco la ejecución de los tiros libres.

Ni así pudieron frenar al Pejerrey Belloso... Central logró un triunfazo.