LA COLUMNA DEL BARÇA
Por G.P. desde Barcelona.
El Barcelona empieza a estar en racha
Un segundo triunfo de local ha colocado el domingo al Barcelona como equipo en racha. El chaparrón de críticas que hace no poco tiempo arreciaba en el vestuario catalán ha dejado paso a una serie de triunfos que parecen devolver la confianza a la banda de Javier Saviola.
De parabienes para los catalanes que prendían velas por doquier antes de cada catástrofe de el conjunto de Frank Rijkaard durante las primeras fechas de la liga española. A pesar de seguir con Saviola una vez si y otra no, el triunfo consiguió sacar a Kluivert de la dinámica de “una vez no y otra tampoco” . Porque el Barcelona fue hasta hace no poco un conjunto de individualidades desperdiciadas, de jugadores sin destino, de formaciones titulares intercambiables. Lo ha sido durante los últimos 3 años. De la mano de técnicos amigos del protagonismo y del fútbol “clin-caja”, los jugadores corrían desesperados por la cancha sin saber a ciencia cierta a qué jugar. A eso debían sumar una mística perdedora, ajena a su condición de grande la “mejor liga del mundo”, que uno podría confundir con la lejana y añorada liga de superhéroes (habitúes del Salón de la Justicia) que manyábamos con café con leche y pan con manteca, cuando éramos jóvenes y el mundo se mostraba hermoso y desconocido.
Justamente al Barça se le perdió su superhéroe al cuarto de hora de comenzar el partido que disputó el domingo con el Betis Balón Pie. Y no era tarea fácil encarar el partido contra un equipo lleno de juveniles y habilidosos pibes que muestran quizá lo mejor de la producción local en cuanto a jugadores se refiere (aunque no mostraron mucho esta vez), matizados con la calidad brasileña de Denilson y Marcos Asunçao. De hecho al Camp Nou le templaron las canillas cuando vio al negrito de sonrisa compradora renguear en la mitad de la cancha. Qué iba a pasar con el resto de la troupe, acostumbrada a fuerza de resultados a ser mera comparsa del hábil brasileño (el pase con la espalda que dio la fecha anterior me hizo acordar a un sombrero con el pecho que hizo Maradona en el estadio Nacional de Chile, en un amistoso antes del repechaje con Australia para la clasificación al mundial del ’94).
Pero la cosa funcionó porque los desconocidos de siempre se pusieron el mameluco y trabajaron un resultado que la gente le pedía en Barcelona.
Sin embargo no hay que engañarse, el Barça no le ha ganado a nadie todavía. Es un proyecto de equipo que nada tiene que ver con las grandes escuadras que hicieron famoso al club. El arquero es un pibe atajador y confianzudo que cada tanto se come un gol por falta de experiencia (el del Betis fue una desinteligencia entre el guardameta y su zaga central). La defensa tuvo más cambios de ropa que una quinceañera un sábado por la noche. Un medio campo flojito, ni batallador, ni demasiado creativo, con nombres que alternan la comparsa de Ronaldinho. Adelante que Kluivert no la emboca, que Saviola no se encuentra de 9 clásico aunque haya metido algunas, que Overmars pide jubilación (de privilegio se entiende en este ambiente) a gritos.
Sin embargo el equipo parece estar encaminado después de los últimos resultados. En la UEFA ganó 3 a 0 al Panionios griego sin complicaciones y el empate 3 a 3 ante al Real Sociedad con uno menos, que se festejó como victoria, hacen creer a los hinchas culés que este año va a ser más agradecido después de las desgracias pasadas.
Del partido en sí contra el Betis no hay mucho que decir: dos goles por errores del arquero (el primero del Barça se le escapa a Contreras entre las manos y Patrick vacuna; el del Betis Fernando aprovecha la confusión entre Valdez y Cocu para meter la punta del botín) y uno de jugada parada y cabezazo. Poco juego, patadas varias y pará de contar. Pero alcanza para estar en puestos de Liga de Campeones y de soñar, que es gratis.
El Conejito Saviola, gran culpable de la levantada blaugrana.
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