viernes, 21 de noviembre de 2003

DESDE LA CORDILLERA

“FILOSOFIA DEL NUEVO CAMARIN”
Desde algún lugar del litoral por H.F.

Me tomé un par de días esta crónica para escapar de cualquier tipo de fanatismo y tratar de ser imparcial con la selección chilena, la del “Juvenal”. Les contaré, queridos amigos, que hasta el sábado pasado había un ánimo increíble en los jugadores: “pelearemos la punta”, “tomaremos mate”, “cambiaremos la historia”… aquella que hablaba de puras derrotas en el Centenario uruguayo. Yo creía estar conforme con lo mostrado por la roja en los dos primeros partidos (empate en Buenos Aires y triunfo ante el inmenso Perú), por lo que tenía fe en aquellos jugadores que daban por descontada una victoria ante los yoruguas….hasta el gol de Chevantón. Si bien Chile arrinconó a su rival durante largos minutos y se dio el lujo de ir en ventaja con un gol de Meléndez, los dos goles uruguayos (uno por culpa de la mala salida de Tapia a cortar un centro insulso) sellaron todas aquellas buenas intenciones de un equipo que, pese a mantener la fe, no supo remontar ese marcador y fue fiel a la perdedora historia. Ojo, que quedó en la retina de varios la impresión de que Chile enfrentó a los orientales con otra disposición y fácilmente se pudo haber traído el empate. De los celestes puedo decir que fue un equipo tacaño y especulador en una cancha pésima, que el DT Carrasco es un tipo ordinario, cuma, grasa, flaite (al igual que Bielsa escupe, putea, se cuelga 2 kg. de oro en las manos, cuello, se viste de pantalón y chaqueta celeste…¿quién se cree? ¿Ricardito Montalbán? ¿Tatoo?) y que hay varios jugadores que fueron un invento (entre ellos un tal Forlán, que en ese partido no existió: cayó en el juego sucio y lo reemplazaron…para aparecer como gigante -sí el que impresiona y mueve a los del Manchester United- frente a Brasil, en el mejor partido de estas eliminatorias). Con un 50% menos de ánimo, los chilenos llegaron a Santiago a preparar el partido frente a los paraguayos, pero sabían que el público los acompañaría agotando las entradas para el duelo repitiendo la comunión que existió cuando en las eliminatorias para Francia 98 de local se ganaron todos los partidos, menos con Argentina. Cometí el error de llegar al estadio Nacional con una anticipación de 3 horas (pude haber llegado antes y asegurar un asiento cómodo, pero el amigo con el cual fui prefirió tomar el té de la tarde primero (The Englishman Cabrera: Five to eight o´clock tea! ), pues igualmente quedé en una incómoda posición para ver lo que vi: un equipo amargado y un equivocado Olmos que hacía más patente la incertidumbre. El equipo que entró a la cancha no lo hizo convencido de lo que tenía que hacer, y el DT (gran responsable) leía mal el partido: ¿creen ustedes posible jugar a los centros con los guaraníes, inventores de la aplicada defensa aérea? Pragmáticos y prácticos, el quipo de Aníbal Ruíz planteó una táctica que aparte de proyectar la rica técnica de las individualidades (vigentes como Cardozo -inmenso-, Gamarra, Santa Cruz, Paredes –jugadorazo-, etc.) los dejó encaramados en la tabla de posiciones...difícil será ver a un Paraguay fuera de Alemania 2006. De Chile, nada que hablar, pero no por una culpa de los jugadores, sino por el atrevimiento táctico de un DT, insisto, perdido. Prefiero creer que no fue una buena semana para la roja, que creer que el buen comienzo fue sólo un espejismo.
Recados: para el fans club de Bielsa: ¿vieron el primer tiempo con los bolivianos? Eso y el partido entero con los colombianos es la Argentina del loco (¡sáquense mejor partido, mejores jugadores que los que hay no habrá!); para los brasileños: con la cabeza en otra parte (¿en Europa?) igual se gana…están virados; para los venezolanos: veranito de San Juan; para los bolivianos: a darse cuenta que Acosta es un ratón; para los ecuatorianos: las eliminatorias para Corea-Japón no se repetirán (¿suerte?); y para los peruanos: jugando así deberían estar en Alemania 2006.

El golero chileno Nelson Tapia, ¿ordena la defensa?